- 1 kg de harina
- 250 ml de vino blanco
- 100 ml de anís dulces
- 10 gr de sal fina
- 1 huevo
- 250 ml de aceite de oliva
- 100 gr de manteca de cerdo
- Cáscara de naranja
- Cáscara del limón
- 50 gr de matalahúva
Para freír:
- 500 ml de aceite de oliva
- 500 ml de aceite de girasol
Para el enmelado:
- 500 gr de miel
- 500 gr de azúcar
- 500 gr de agua
Elaboración:
- Calentar a fuego lento el aceite con la manteca de cerdo, la matalahúva y las dos cascaras de cítricos (que lleven lo menor blanco de la piel posible), hasta que el aceite pierda parte de su sabor.
- Dejar enfriar tapado para que se infusione y el líquido adquiera los sabores. Quitaremos las cáscaras.
- En un bol, ponemos la harina y hacemos un hueco en el medio, donde vertemos el vino blanco, el anís, la sal y el huevo batido.
- Amasar ligeramente con las manos y añadimos la mezcla de aceite y manteca con la matalahúva.
- Amasar bien hasta conseguir una masa elástica y fácil de estirar.
- Coger pequeños trocitos de masa y hacer bolitas, que iremos estirando con el rodillo y dejaremos finas.
- Daremos forma de pestiño, como si fuera una pajarita y freír en abundante aceite.
- Dejar que se enfríe sobre papel absorbente para quitarles el exceso de grasa. Mientras tanto vamos a preparar el enmelado.
- En un cazo profundo y ancho, ponemos la miel, el agua y el azúcar a fuego lento hasta que se disuelva y desaparezca el azúcar. Comenzará a hervir e iremos quitando la espuma que va saliendo con una espumadera.
- Vamos metiendo los pestiños en tandas no muy grandes para que se bañen bien por todos lados.
- Una vez enmelados y puestos en un recipiente, el liquido restante lo verteremos encima de los mismos.